"Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará."
Mateo 6:6 NBLA
Podríamos resumir la oración cómo comunicación abierta y sin impedimento con Dios. Como toda relación una vez establecida, tiene diferentes niveles de comunicación, los sociólogos definen el último y más profundo escalón de estos niveles como el de la intimidad mutua y la capacidad de exponer nuestros sentimientos en ese nivel de comunicación. Entre los ingredientes que caracterizan esta comunicación están la intencionalidad y el tiempo sin interrupciones, por lo que los hombres y las mujeres que realmente han profundizado en sus vidas de oración y han llegado a una intimidad y un caminar estrecho con Dios, sin duda han vivido en estos ingredientes en cuanto a su relación con Dios.
Estos ingredientes revelan el tesoro de su corazón y cuanto valoran realmente la presencia de su Dios. Por ello si en ti se despierta el deseo de una relación así, te ánimo a entre otras cosas agendar tus tiempos con Dios a lo largo de la semana, hazlo antes de empezarla y busca también el lugar donde realmente podrá llevarse a cabo ese momento íntimo con Dios y cuando llegue ese momento cierra la puerta y profundiza tu vida de oración. Una hermana de la congregación me decía algo muy sencillo pero muy real "cuando alguien tiene relación íntima con Dios se nota".