"Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;"
1 Juan 2:4 NTV
La Biblia abre la posibilidad de que alguien esté entre el pueblo de Dios, participe de las reuniones, conozca "La Palabra" e incluso práctique algún servicio cristiano y así y todo no sea una persona salva y nacida de nuevo. Teniendo en cuenta que está en juego una eternidad dentro o fuera de la presencia de nuestro Salvador, este es un tema para tener convicción y certeza no en base a nuestra regla o medida, si no a la que La Palabra de Dios nos da como marcas que evidencian haber nacido de nuevo. La primera que vamos a observar tiene que ver con el hecho de tener una nueva naturaleza por el Espíritu Santo, el día que nos arrepentimos de nuestros pecados y confesamos a Cristo, esta nueva naturaleza tomará otra dirección que la que en ese momento gobernaba nuestra vida. Cuando hablamos de naturaleza estamos reconociendo que aquello que es por naturaleza dará unos frutos que otra especie o naturaleza sería imposible que tuviera.
La naturaleza de un hijo de Dios tiene un vivo deseo por estudiarla y no siente que debe sino que quiere obedecer y se deleita en practicar La Palabra de Dios pues ahí experimenta vida. Por ello por mucha actividad o ceremonias externas en las que participes, si no hay un profundo deseo en intimidad de conocer y obedecer la instrucción y mandamientos de Dios esto ya de por sí es una gran señal de alerta. Seamos honestos y sinceros, si esto no está bien definido en tu vida y hay lucha pide ayuda a Dios y si no encontramos esta marca en nosotros clama a Dios que te de luz, arrepentimiento y un nuevo nacimiento.
Un abrazo a todos