"Muchos de los que llegaron a ser creyentes confesaron sus prácticas pecaminosas."
Hechos 19:18 NTV
Éfeso en el primer siglo, era conocida por ser cuna de todo tipo de prácticas ocultas, brujería y magia. Pablo llegó con el Evangelio de la libertad y el perdón de Cristo, muchos recibieron su mensaje y se convirtieron al Señor. Pero todavía abrazaban y no eran radicales con ciertas prácticas, libros, ídolos y amuletos que traian del pasado y sus costumbres culturales y familiares. Pero ocurrió algo, una persona poseída por demonios lo cual es una realidad para todo aquel que abre puertas al pecado, tuvo un encuentro con unos exorcistas judios itinerantes que intentaron imitar la formula que habían visto a Pablo hacer, pero que a ellos no les funcionó, al contrario el endemoniado se abalanzó sobre ellos y los hirió y avergonzó.
Al ver la realidad del mundo espiritual y como este toma influencia y destrucción en las vidas que pratican lo oculto, estos creyentes dieron un paso valiente destruyendo y deshaciéndose de todo aquello que los vinculaba con ese pasado de ocultismo, calculándose en una fortuna todo aquello que quemaron pero ganando una paz y libertad en Cristo que nunca hubieran podido pagar. Debemos arrepentirnos rápidamente si como creyentes aún conservamos cosas que nos atan al pasado o a las tinieblas, da igual que sean heredadas de la familia o le tengamos cariño. No debemos tener ninguna conexión con el mundo de las tinieblas.