"Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza."
Salmo 119:49 NVI
En esta serie de devocionales vamos a reflexionar sobre algunos puntos que son vitales a la hora de definir nuestro estado espiritual. Nuestro cuerpo tiene algunos síntomas o acciones que rápidamente hacen saltar las alarmas de que algo no está funcionando bien y la salud está en decaimiento. Así nuestro hombre espiritual manda señales a las qué debemos prestar atención. Tener hambre por la Palabra de Dios, deseos diarios de pasar tiempo en ella, es una señal de salud espiritual. Cuando alguien lleva una dieta equilibrada y variada muchos acaban incluso notando esa salud que el cuerpo adquiere. Así una continúa y variada alimentación de la Palabra de Dios traerá consecuencias visibles y de bendición para nosotros y otros. Pero cuándo se cierra el apetito y empieza a desecharse la comida, es porque algo no anda bien.
Es ahí cuando empieza un círculo vicioso pues el cuerpo necesita alimento para fortalecerse y al no dárselo la debilidad se agudiza. Por ello si estás adormecido en tu comer de la Palabra de Dios, estás en un terreno muy peligroso dónde puedes contraer enfermedades espirituales que te pueden llevar a pérdida y ruina. No esperes que sea demasiado tarde y pídele perdón y ayuda a Dios, desplaza todo aquello qué provoca tanto adormecimiento como perdida de apetito y vuelve a elevarte a la única comida que realmente puede traer gozo y satisfacción a tu alma.