"Tengo muchos deseos de verlos para impartirles algún don espiritual que los fortalezca;"
Romanos 1:11 NVI
En este versículo Pablo deja clara dos señales de alguien que ha alcanzado madurez espiritual como sin duda él lo hizo. La primera es un sincero y fuerte deseo de estar con los hermanos en Cristo, lo segundo estar entre ellos con una actitud de servicio dejandoles algo de parte de Dios.
Qué regalos son para la familia de Dios estos hermanos, no hay que convencerlos y seria raro no verlos en las convocatorias y en los tiempos donde el pueblo de Dios se relaciona.
Qué regalos son para la familia de Dios estos hermanos, no hay que convencerlos y seria raro no verlos en las convocatorias y en los tiempos donde el pueblo de Dios se relaciona.
Pero lo más increíble es que no van solo porque saben que necesitan el aliento del cuerpo de Cristo, siempre van con una mentalidad de dar aquello que Dios ha depositado en ellos. Cuando pasas un tiempo con ellos, te dejan virtud en tu interior y sientes que has recibido a través de ese hermano bendición de parte de Dios. Cumplen la ley de “Lo que tengo te doy”, y como tienen de Dios, lo dan. Dios levante en este tiempo muchos más hermanos maduros que nutran al cuerpo en todo tiempo y ocasión. Hermanos que inspiran con su compromiso y qué desde un corazón humilde buscan enriquecer en muchas formas a otros.