El poder que la influencia de otros tienen sobre nuestras vidas es algo que la Biblia no discute, más bien está nos amonesta para que sepamos conducirnos sabiamente y saber cuándo podemos influenciar y cuando debemos de poner distancia.
En este caso un gran milagro acababa de ocurrir y este ciego de Betsaida había recobrado la vista, llama la atención que Jesús lo tuvo que sacar de su entorno para realizar el milagro y una vez efectuado le manda que no regrese a su pueblo. Cuando recién se comienza a ver en los caminos del Señor se debe cuidar esa tierna y nueva semilla de la Palabra de Dios plantada en el corazón. Si bien es importante confesar lo que ha ocurrido en nosotros cuando hemos conocido a Cristo a los más cercanos cómo se le mando al ciego con su familia, también es cierto que se debe de llevar cuidado con lo conocido de nuestra vida pasada y las filosofías, cosmovisiones, amistades, influencias qué pueden alterar el curso de nuestra semilla.

Recuerdo el caso de una chica joven que salió de una difícil vida de las drogas conociendo a Cristo, pero realizando estudios dio con una profesora atea que como el pueblo al que el ciego estaba llamado a evitar la confundió acerca de la realidad de su experiencia, lo que pasó finalmente es que la ceguera volvió a su vida y las drogas tomaron de nuevo el control. Si has empezado a ver, lleva cuidado que otros no vuelvan a nublar tu vista y quedes encerrado dentro del pueblo el cual está destinado a la destrucción de los que no reconocen a Cristo.