"―¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán."
Mt 9:15 NVI
Comentábamos en el pasado devocional que el número de aquellos que permanecerán en su iglesia despiertos y aquellos que se dormirán sería proporcional antes del regreso del Señor. El ayuno y oración es uno de los ejercicios espirituales que aquellos que están despiertos suelen realizar, no todos los que hacen ayuno tienen porque estar despiertos, pero todos los que están despiertos suelen vivir la realidad del ayuno y la oración. En mi perspectiva pastoral diría que la proporción fácilmente podría ser de un 50% como la parábola relata. Jesús dio por hecho que sus discípulos mientras él no estuviera presente ayunarian. Vivimos muy bombardeados de cosas que quieren acaparar nuestra atención, y afectos. Algunas de ellas pueden convertirse en un lastre aún sin ser pecaminosas como el mismo hecho de la comida. Por ello cuando estamos ayunando estamos apartándonos de todo aquello que nos distrae y aún de algo tan legítimo como la comida, con ello queremos dar a entender que Dios es mayor y más necesario qué algo como el comer y que al apartarnos ponemos nuestro afecto y atención en Él. Esto ejercita el dominio propio y limpia nuestra percepción espiritual así como abre nuestro apetito por Dios y Su Palabra. Si no habituas a realizar ayuno y oración te ánimo a practicarlo e incorporarlo como un hábito de tu vida y comunión con Dios, con el tiempo notarás sus beneficios y sin duda sera muy útil en tu llamada a estar vigilante. Si eres de los que habitualmente tienes tiempos de ayuno y oración no hace falta que siga escribiéndote pues ya conoces sus beneficios, por ello mantente en ese tono y disfruta de esos momentos donde solo importa Él.
Un abrazo a todos.