"Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida."
2 Timoteo 4:8 RVR1960.
Seguimos con este devocional dónde estamos contrastando a través de las vírgenes sensatas e insensatas la fotografía que nuestro Señor Jesucristo nos relató sobre la Iglesia previa a los tiempos de su venida. No hay ninguna duda que Pablo vivió una vida totalmente sensata en cuanto al propósito de Dios y su tiempo en la tierra. Siempre me ha inspirado este versículo donde él revela lo que su corazón anhelaba y no era otra cosa que la venida y la plenitud de la manifestación de Jesucristo como Señor. Si tú fueras llamado a trabajar en un pueblo donde hace mucho frío, las condiciones de vida son pésimas, la alimentación es mínima y de muy mala calidad, además de que está en continuo conflicto y un ruido que no te deja descansar, difícilmente querrás hacer tu morada permanente allí y establecerte indefinidamente, estarás el tiempo necesario con el deseo de volver a casa. Así era como Pablo se sentía, en una ocasión él expresó que anhelaba estar ya en el hogar con Cristo pero por causa de la necesidad no se dormiría y estaría sirviendo en el lugar donde Dios lo pusiera para el avance de su obra a pesar de las condiciones adversas. Sí como creyentes nos sentimos cómodos en medio de este mundo donde estamos de paso y aplaudimos y bailamos y respiramos la atmósfera de este siglo malo que le da la espalda a Dios, sin que nuestro corazón suspire por ir a casa, es que nos hemos quedado dormidos y estamos siendo insensatos. El corazón despierto y sensato es el que sabe que la forma correcta se dará cuando Cristo se manifieste y ponga todas las cosas en su lugar y bajo su justicia. Por ello la Iglesia sensata no descansará, no se dormirá y clamara junto al Espíritu "ven Señor Jesús" amamos tu venida.