"Porque la luz es lo que hace que todo sea visible. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo"
S. Lucas 21:34 RVR1960
En mi época de estudiante, hubo una etapa donde trabajaba, estaba en un equipo de baloncesto y sacándome el carnet de conducir. Recuerdo en ocasiones quedarme durmiendo todo lo largo que era encima de la mesa en las clases de física, ocurriendo varias veces el profesor optó por ya no despertarme. La pena es que perdí lecciones valiosas que luego tuve que recuperar intensivamente. Cuando estamos cansados y debemos de prestar atención, esa sensación de sueño y sopor es bastante molesta y en ocasiones no lo puedes controlar y das esa cabezada, perdiendo la atención a lo que te rodea. En nuestro caminar espiritual creo que nadie se libra de dar esas cabezadas e incluso de quedarse dormido. El peligro es que no es una clase sino propósitos de Dios e incluso la pérdida de la llamada que el Señor nos hace. Por eso Pablo nos exhorta y conecta este versículo con ser sensatos y no necios para que estemos en la mayor luz posible y está nos ayude a no caer dormidos. ¿Pero qué ocurre si nos dormimos o en este momento tú estás en ese estado?. Lo primero es arrepentirnos por permitir que eso nos ocurra pues no es el estado natural del creyente, inmediatamente hacer los cambios necesarios y abrir las ventanas de nuestro corazón para que entre la mayor luz y aire posible, pedir ayuda si el estado es de profundo letargo y no dejar que la reputación o el orgullo nos juegue la mala pasada de engañarnos y hacernos creer que si otros saben de nuestras situaciones, adormecimiento y luchas perderemos dignidad. En el Reino de Dios es todo lo contrario, aquel que quiere andar en luz no le importa someterse y dejarse ayudar por otros como la Biblia nos exhorta. Nos estamos acercando al final de la noche oscura y es vital ser parte de esa iglesia que no duerme sino que vela y se mantiene despierta.