“Los que temían al Señor hablaron entre sí, y él los escuchó y les prestó atención. Entonces se escribió en su presencia un libro de memorias de aquellos que temen al Señor y honran su nombre."
Malaquías 3:16 NVI
Ya había pasado como un siglo desde la reconstrucción de las murallas y el templo pero la emoción de las cosas nuevas y los desafíos había pasado. Pasaban los años y la influencia externa y la falta de motivación interna hacian mella entre el pueblo. Que entre los que no conocen a Dios allá desprecio y apatia hacia las cosas espirituales no es de extrañar, la tragedia es cuando entre el pueblo de Dios se llega a cuestionar si realmente merece la pena mantenerse en el camino estrecho y dar lo mejor a Dios y su causa. Pero como en cada generación, había un grupo de creyentes que hablaban entre ellos y en el fondo de sus corazones estaban convencidos que merecía la pena seguir dando lo mejor y lo más excelente a Dios y a su obra. Dios no pasó por alto estas conversaciones y pensamientos y las anotó en un libro muy especial donde siempre se recordará aquello que queda escrito. No olvidemos que la recompensa de nuestras obras viene de Jesús mismo y que están más preparadas al otro lado de la eternidad que en el hoy. Pero no perdamos la convicción de que merece la pena mantener los ojos puestos en Jesús y dar en esta vida lo más excelente a Dios y Su Iglesia. El libro sigue abierto.