“Después de salir, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también lo siguieron."
Romanos 1:20 RVR1960
La vida de nuestro Señor Jesucristo es una inspiración para todos nosotros de como un hombre ha de vivir su tiempo en esta tierra. Vemos que para Jesús el apartar tiempo en oración y en comunión con su padre era algo común. En mi experiencia pastoral diría que la gran diferencia que veo entre creyentes que huelen a Jesús y aquellos que no, es tan simple como que los primeros tienen un hábito continuo de pasar tiempo con Dios y las Escrituras. No te estoy hablando de monstruos espirituales que pasan horas pero sí que Dios está en su agenda y Él tiene prioridad. Personalmente me ha salvado la vida espiritual esos tiempos qué de no haberlos tenido no sé que hubiera ocurrido, dada la cantidad de influencia y mentiras que despiertan todavía tantas cosas en nuestro corazón engañoso. Cómo alguien dijo "muchas de las consejerías no tendrían lugar si la gente tuviera una vida constante de devocional". Vivimos tiempos de mucho frío espiritual y no podemos jugarnosla a quedarnos dormidos sin aceite. La diferencia la va a marcar una decisión y voluntad afectiva por buscar constantemente a Dios y hacerle completa parte de nuestro día a día. Hoy es un buen día para reorganizar nuestra agenda y convertirnos en aquellos que suelen salir al lugar de la presencia de Dios.