“Para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste."
Juan 17:21 RVA2015
Que estamos viviendo unos tiempos concretos y que huelen a una era profetizada en la Biblia ya no lo decimos los creyentes sino el propio mundo lo está reconociendo.
Hablar de ruptura y división en los gobiernos, la sociedad y las familias es hablar de una de las notas que más resuenan hoy. La única esperanza para el mundo es Jesucristo y su evangelio y los creyentes son los portadores de este mensaje. Por ello Jesús en esta oración pidió por los creyentes de todas las generaciones para que estuvieran unidos pues hay dos cosas que se dan cuando esto es una realidad. La primera es que la plenitud de Dios se revela en esa unidad pues es el clima en el que Dios existe y convive. La segunda es que el mundo percibirá que es algo sobrenatural que gente de diferentes trasfondos, culturas y lenguas se mantengan unidos en amor y Jesús prometio que entonces creeran. En estos tiempos es indispensable que la Iglesia participe de esta gloria, pues el mundo necesita de estos dos elementos.