“Para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste."
Juan 17:21 RVA2015
La unidad en una congregación no es un accidente o algo que sale al azar, debe de haber una voluntad e intencionalidad en cada uno de sus miembros para que así ocurea. Dios se ha definido como un unico Dios siendo tres personas, de la misma manera los miembros de una congregación deciden ocupar su lugar y tener un pensamiento común y que beneficie al resto. Una de las glorias de Dios que Jesús nos mostró fue su corazón manso y humilde. Él nos dijo que esto era una decisión libre y voluntaria que debíamos de tomar imitándolo a Él. Jesús nos mostró esta maravillosa Gloria del Dios Eterno e Invisible, pues siendo Todopoderoso, Él es movido por la humildad y la mansedumbre. Esta nota es una de las que más suenan en las melodías de las congregaciones que viven la unidad. Ves como cuando los miembros del cuerpo trabajan juntos se disponen a ceder a sus derechos y buscar el bien común y Divino. Recuerdo la historia de un senderista que se encontró en una zona dónde solo había un fino sendero a traves de un acantilado y dos cabras montesas se dirigían la una hacia la otra, él estaba esperando el encuentro de estas para ver cuál de ellas era más fuerte en sacar a la otra del camino, pero su sorpresa vino cuando vió que una de ellas se echó a tierra dejando que la otra pasará pisandola por encima y así las dos pudieron seguir adelante sin hacerse daño. Esta es la forma en la que se ve la humildad cuando los miembros trabajan juntos y no les importa imitar a su maestro echándose al polvo de la tierra si hace falta para que otros puedan aún pisando en ocasiones seguir el camino de la obra en unidad.