“Para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste."
Juan 17:21 RVA2015
Uno de los enemigos de la unidad es el orgullo, si la Trinidad convive en una perfecta unidad es porque hay una completa ausencia de este y un total interés de buscar el bien y la gloria del otro.
Si en una orquesta algún músico se desentona, lo normal es que se lo hagan saber y este rápidamente lo reciba y rectifique. En el día a día del trabajo en conjunto se darán situaciones donde saldrán a relucir nuestras carencias o desafines y otros lo advertirán, si tienen el amor suficiente para señalarlo o amonestarnos, la capacidad y humildad para recibirlo será vital no solo para nuestro crecimiento sino para mantenernos unidos. El Proverbio nos dice: "Escucha el consejo y acepta la corrección, y llegarás a ser sabio".
Proverbios 19:20 NVI
El problema no va a ser si no damos la talla, nos equivocamos o tenemos cosas que corregir, el punto es sí tendremos la disponibilidad para que otros puedan amonestarnos. Cuando se crea este clima de mansedumbre y humildad, además de que crecemos y podemos llegar a vivir como sabios, otros sentirán gratitud por saber que son recibidos y tienen acceso a nuestras vidas y con el tiempo esto se convierte en un pegamento espiritual dentro de las relaciones en la congregación. ¿Como reaccionas cuando te señalan una falta? ¿crees que los demás te ven como alguien fácil a recibir consejo o amonestación o se lo piensan dos veces? La respuesta a estas preguntas te darán la medida de cuán cerca estás de convertirte en alguien sabio.