“Para que todos sean uno así como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste."
Juan 17:21 RVA2015
Como hemos ido viendo, la unidad de una congregación se da intencionalmente y como resultado de corazones maduros, tratados y que han percibido el caracter y naturaleza humilde, servicial y de amor que reside en la Trinidad y que ahora estos creyentes quieren vivir y trasmitir.
Hace unos devocionales hablábamos de lo vital de saber recibir la amonestación de otros como ingrediente de unidad, pero también lo sera que aprendamos a saber como y cuando decir las cosas. Para que una congregación avance se necesitará dirigir, corregir, señalar y hablar todo tipo de cosas cada día, pero solo los corazónes sabios sabrán hacerlo con las palabras adecuadas, por ello nos dice el proverbio: Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina.
Nada como las palabras que dirigimos a otros para revelar la condición de nuestro corazón. En un mundo de relaciones frágiles y rotas que tiende a la separación, se necesitan palabras saludables y de sanidad. Estas son las lenguas que crean el ambiente para la unidad y salud de una congregación que como inevitable resultado traerá la edificación y el avance. ¿Estas siendo uno de ellos?