"No cometerás adulterio."
Éxodo 20:14 RVR1960
Cómo comentábamos en otros devocionales, Jesús le dio la forma definitiva a los mandamientos y a lo que estos apuntaban.
En este caso lo llevó al punto de que si ya codiciamos a una mujer en nuestro corazón, ya el adulterio había tomado lugar en nosotros. Vivimos en una sociedad sexualizada donde de muchas formas y maneras se nos lanza el mensaje de coger un atajo fácil a una aventura y a menospreciar la fidelidad y la pureza sexual. Si dejamos que nuestros ojos sean vagos y no guardamos nuestro corazón de lo que podemos ver e incluso tocar en tantas formas, descubriremos que no hay felicidad en transgredir este mandamiento.
El escritor de Proverbios definió a la persona que comete adulterio como alguien que no tiene entendimiento de cómo funciona la vida, su realidad y sus consecuencias. La llamada a la infidelidad puede sonar muy fuerte y atractiva pero inmediatamente nos encontraremos abriendo una caja de dolor y saboteandonos a nosotros mismos. Uno de los secretos de la felicidad sexual de muchos matrimonios es la exclusividad, muchos dan testimonio de cuanto más guardan su corazón y ojos para su cónyuge, más atracción sienten por este y más disfrutan el regalo de la sexualidad en el matrimonio. Esto no es algo que debe de empezar en la etapa conyugal, aún los solteros deben ya de comenzar a cultivar para esa posible futura estación.
Dios sabe cómo funciona la vida y por mucho que nos empeñemos en un libertinaje sexual y lo demos por aprobado, las consecuencias no caducan ni están sujetas a realidades sociales. Ten entendimiento y guarda tu corazón pues de él dependerá y emanara tu vida.