¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?
ECLESIASTÉS 3:21 RVR1960
Bajo esta pregunta es que Cohélet ve la vida y se desespera. Dado que su vida estaba llena de responsabilidad, presión, privilegios y poder; pensar en qué iba a ver detrás del telón de la muerte y aún no saberlo le producía desesperación e inquietud. Dos reflexiones me vienen: La primera es acerca de la realidad en la que los hombres estamos colocados; por muy sabios e ilustres que nos creamos, si Dios no decide revelarse acerca de quién es Él mismo, su plan para nosotros y el destino eterno, aunque tengamos la virtud que mostró Salomón, estamos a tientas y torpes.
La segunda es que esa pregunta no queda sin respuesta y la Biblia continúa su revelación mostrándonos que somos eternos y, que solo hay dos destinos para esa eternidad del hombre. También nos muestra que no se va a tratar de que religión practicaron, sino qué respuesta tuvieron al amor que Dios nos reveló a través de la persona de su Hijo Jesucristo.
Por cierto, a los animales se les dio existencia, pero no aliento de vida del mismo Dios, por lo que la respuesta de a dónde van, es a dejar de existir.