Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
Eclesiastés 4:12 RVR1960
Una de las tragedias de nuestro tiempo y que está trayendo consecuencias inmedibles son "Los divorcios". No hace falta ser muy profundo para descubrir que todo el ambiente social que hoy rodea a un matrimonio, va directamente a erosionar e incidir negativamente en su relación, aportando rara vez consejo y sabiduría para la plenitud del matrimonio. A ésto le añadimos la falta de herramientas que por nuestro pecaminoso corazón no conseguimos obtener y da lugar a relaciones complicadas y que acaban en este trágico final del divorcio.
Soy testigo directo en mi labor pastoral de como éste versículo se convierte en una realidad en muchos matrimonios a mi alrededor. Dios quiere estar en el centro de nuestro matrimonio, quiere ser ese tercer cordón no esperando que resolvamos nosotros solos todas las dificultades y complejidades de esta relación. Al contrario, Dios disfruta que mostremos dependencia y que acudamos a Él para nutrirnos de amor, sabiduría, consejo y esperanza para compartirla en la relación con nuestro cónyuge. Los matrimonios que viven delante de Dios se respetarán y se mantendrán en fidelidad, pues saben que Él es testigo de nuestras vidas y quiere estar bien cerca para que podamos llevar este barco juntos al mejor de los puertos. Cuánto me gustaría que muchos matrimonios leyeran este devocional y decidieran traer a Dios y Su Palabra en medio de ellos.
Como un folio no puede separarse si no es a través de rotura, así un matrimonio no puede divorciarse si no es a través del dolor. Un folio unido puede dar lugar a muchas frases, dibujos y colores que harán bien a los que les rodean y a su generación.