Vale más lo que uno ve que lo que se imagina. Pero también esto es vana ilusión, es querer atrapar el viento.
Eclesiastés 6:9 DHHS94
En nuestra carrera de la vida donde buscamos experimentar de nuevo el Edén, caemos en el error de mirar la vida de los demás e imaginarnos que si tuviéramos lo que ellos tienen entonces posiblemente experimentaríamos esa satisfacción plena y duradera que aparentemente parecen tener otros. Pero como nos dice Cohélet; mucho de ello está en la imaginación de nuestro corazón y no en la realidad que se experimentaría.
Todos hemos vivido la experiencia de haber imaginado como nos sentiríamos cuando abramos algunas de las cajas muy vistosas de la vida que, sin necesariamente ser malas, nos hemos prometido que ahí habrá demasiado de lo que creemos necesitar. Cuando lo hemos hecho poniéndole tanta expectación, nos ocurre como cuando te dan un regalo en una gran caja pero mucho es relleno para pasar a encontrarte algo no tan voluminoso como la caja prometía. Cohélet usa la palabra viento, pues además de no ser tan voluminoso, igual que el viento tiene su rumbo, las cosas acaban pasando. Por ello te doy dos puntos de anclaje para no caer en la desesperación que nuestro autor cayó:
-Primero, cultiva el secreto del contentamiento y agradece lo que a este lado de la eternidad se te está concediendo sin creer que por más que añadas serás más feliz.
- Segundo, asegúrate de estar en la esperanza que Jesús ofrece a aquellos que han abrazado el Evangelio. Sólo es en ese lado de la eternidad junto a Jesús, que experimentaremos que el viento no será nuestra experiencia sino una vida plena con Aquel que es la verdadera vida.