El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría.
Eclesiastés 7:4 RVR1960
Sin duda, este es un buen termómetro para descubrir cuánta sabiduría o necedad hay en nuestro corazón y hacia donde este está más enfocado.
El corazón del necio sólo piensa en alegría y disfrute temporal; quiere vivir el momento y no evalúa ni se interesa por las consecuencias. Busca toda forma de evadir o eliminar el dolor que acompaña la vida fabricando todo tipo de ruido, sensación y euforia la cual cree que no acabará.
Pero el corazón del sabio tiene una visión más amplia de la vida, sabiendo que la etiqueta de caducidad lo acompaña todo en el trascurso de cualquier cosa que viva, por lo que sabe darle a cada una de esas cosas su lugar. Gasta sus fuerzas con medida sin huir de lo difícil y adverso sabiendo que ahí podrá encontrar virtud mirando más allá de lo superficial, siendo el sabio de los sabios el que se prepara para el eterno viaje en el que todos nos adentraremos de la forma que Dios lo ha establecido: arrepintiéndose y creyendo en el Evangelio de Jesucristo.
Un abrazo a todos