Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.
Eclesiastés 7:5 RVR1960
Hay que reconocer que Cohelét sabía ser agudo a la hora de utilizar este sustantivo:
Canción nos evoca la idea de: facilidad de escuchar, despertar de las emociones, agradable y que te conecta rápidamente. Todo esto nos dibuja la idea de la opinión, consejo y dirección que viene de la voz del necio. Cuando la vida se cruza y requiere escuchar lo que se necesita, no faltarán estas voces que, en forma de canción, nos dirán cosas como: Tienes que ser feliz, la vida son dos días así que haz lo que te pida el corazón, o como una vez leí en un artículo de un conocido periódico entrevistando a una supuesta profesional de la sexología diciendo que para reavivar la llama del matrimonio había que introducir terceras personas (casi no se me cae el café encima).
En cambio, el sabio puede ser que no te traslade su voz con toda la emoción, melodía y sensación que te gustaría, pero seguro que en su voz encontrarás lo que necesitas escuchar y lo que te va a guiar hacia la dirección que conduce a la bienaventuranza y a Dios mismo que es la fuente de vida.
Si alguien se destacó en ese sentido fue nuestro Señor Jesucristo que cuando pisó esta tierra su primer discurso fue: ''Arrepentíos y creed en el evangelio''.
Posiblemente no tuvo la aceptación y la melodía de la voz del necio pero nunca un mensaje fue y sigue siendo más sabio y certero que este.