La extorsión entorpece al sabio, y el soborno corrompe su corazón.
Eclesiastés 7:7 NVI
Que el corazón del ser humano es el mismo generación tras generación es algo que observamos con un simple vistazo a la historia.
Aunque avancemos tecnológicamente, lo interior, sigue buscando y dirigiéndose igual que en la época de los fenicios, babilonios o cualquier ciudadano de hoy. Este punto ahora es más que visible, personas con capacidad e inteligencia que al tocar puestos de poder y privilegio, sus corazones se ciegan ante la avaricia, oportunidades y vanagloria. Si quieres saber la medida de alguien no le des adversidad, dale poder y privilegios y observa que hace con ellos.
Si ha habido un hombre con poder y favor infinito fue Jesús, pero vemos que Él entendió de que se trata estar sobre otros: "Servir". A diferencia de muchos poderosos, no puso a los demás a girar a su alrededor, por el contrario, puso su vida a girar en amor y servicio en torno a otros hasta entregarla. Tuvo oportunidades de abusar o enriquecerse, pero literalmente los evangelios nos narran como Él se apartaba de ello. Jesús pidió a sus seguidores que si llegábamos a tener responsabilidad e influencia entre su pueblo, siguiéramos sus pisadas, aunque tristemente muchos han optado por seguir una dirección no ejemplar y alejada del maestro, otros muchos han cogido la toalla para seguir lavando y amando a aquellos que Jesús ama.
Si tienes alguna oportunidad de privilegio en la familia de Dios, no lo dudes, ponte a servir y olvídate de ti.