Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría.
Eclesiastés 7:10 RVR1960
Traer a la memoria momentos pasados donde los recuerdos están coloreados de alegría, dicha y satisfacción es algo que nos debe empujar a dar gracias a Dios por ellos.
El punto al que nos lleva Cohélet y donde se esfuma la sabiduría, es que idealicemos tanto esos momentos que nos nuble e impida vivir el presente como debemos. Nuestra mente es muy selectiva y cuando de rescatar el pasado se trata, seleccionará lo mejor del evento que recordamos, pero honestamente aún siendo un buen momento, no lo disfrutamos tanto como ahora lo hacemos al recordarlo. Nuestro presente como ese pasado que recordamos, está lleno de adversidades e incertidumbre pero en medio de todo ello bajo la gracia de Dios, seguiremos experimentando momentos de bien y favor.
El error está en compararlos con el pasado queriendo que sean iguales y perdiendo entonces de vista que ninguna estación de la vida es exactamente igual a otra, por lo que debemos vivir el contentamiento en nuestro presente y la confianza que en la voluntad de Dios, nuestro futuro será bueno, agradable y perfecto.