No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo?
Eclesiastés 7:17 RVR1960
Todos tenemos un día y una hora para partir de esta vida a la eternidad. Después de observar la vida de muchos, Cohélet llega a la conclusión de que el pecado afecta al ser humano al punto de que le restará días de vida.
Dios le ha dado leyes al hombre para todas las áreas de su vida. La forma en la que el hombre se relaciona con esas leyes le permiten a éstas aplicarle vida o muerte. Relacionarnos con ellas en desobediencia es lo que Cohélet califica como mal y necedad.
El pecado va a implicar maltratar nuestro cuerpo, violar nuestra conciencia, exponernos a peligros innecesarios, a abuso de sustancias, de la moralidad, de la sexualidad y un largo etcétera. Un estilo de vida abiertamente pecaminoso está llamando a gritos a un desenlace fatal y antes de tiempo.
No puedo evitar pensar en la necedad de creer que Dios no existe, pues si no existiera: ¿porqué justamente cuando hacemos mal y vivimos neciamente es cuando nos acarreamos consecuencias destructivas y de muerte?
Como escribiría Cohélet en Proverbios, la sabiduría trae vida a sus poseedores. Merece la pena vivir en la sabiduría de Dios pues no solamente tiene promesa de vida eterna, sino directos beneficios y salud a nuestro cuerpo y alma.