Qué maravilloso es ser sabio, poder analizar e interpretar las cosas. La sabiduría ilumina el rostro de una persona; suaviza la dureza de sus facciones. Eclesiastés 8:1 NTV
Una vez más Cohélet se detiene para reconocer y aplaudir las excelencias y aportaciones que trae la sabiduría para el que la obtiene y la retiene.
La sabiduría te amplía el horizonte, lo alarga pero sin perder de vista el corto plazo. Gracias a la sabiduría Divina, se pueden sopesar las cosas en la balanza y acertar con la semilla, palabra, acción, actitud y relación correcta. Como resultado, los demás pueden ver un rostro más sereno y confiado.
Muchas de las preocupaciones del necio desaparecen, pues el sabio sabe en quien confía y cómo se aplican sus leyes. Es por ello que las facciones de su rostro se relajan y las arrugas de la preocupación desaparecen. En una época donde los cosméticos y cremas para iluminar el rostro van al alza, nada como la sabiduría Bíblica para un rostro luminoso y bello.