Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad.
Eclesiastés 8:14 RVR1960
Es verdad que Cohélet se fijó en algo que no pasa desapercibido para ninguna generación. A veces las cosas no son 1+1=2, y por lo tanto en ocasiones podemos ver a personas que hacen las cosas bien y por momentos parece que todo se complica, y personas que están instalados en el pecado y la maldad y parece que todo le sale a pedir de boca.
Quién no ha escuchado cuando fallece algún joven prometedor y dicen: "con la de gente mala que hay en el mundo y se tienen que ir personas buenas". Pero a Cohélet le faltó una visión más larga y una perspectiva desde la eternidad. Aunque por momentos pareciera que los premios se intercambian y se le da al justo lo del malo y al malo lo del justo, cuando se cruce el umbral de la eternidad eso ya no será posible.
En la eternidad o se es justo y se entra en la vida, o se es injusto y se va a la perdición eterna. Pero nadie en esta vida ha alcanzado la justicia que se requiere delante de Dios pues todos somos pecadores. Es por ello que hace 2.000 años se dió un evento que alcanza aún al día de hoy. El hombre perfecto y justo como ninguno que caminó sobre la tierra "Jesús", permitió que se le tratara por parte de los hombres y de Dios, como el más grande de los pecadores que han pisado este mundo. Pero Él se ofreció voluntariamente a ello para que después de esta vida aquellos que pongan su fe en Él puedan ser tratados como justos.
Muchos se preguntaron que habría hecho ese hombre para estar en esa Cruz humillado, pero la realidad es que hoy Jesús está coronado como rey de reyes y en una posición tan exaltada que sería imposible elevarse por encima de Él. Por eso, no saquemos conclusiones rápidas de los acontecimientos que pueden surgir en la vida y ocupémonos por estar bajo el Justo y vivir una vida conforme a Él.