Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. Eclesiastés 9:10 RVR1960
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, Cohélet tiene una mirada nublada sobre el otro lado de la eternidad por lo que intenta vivir lo máximo de este lado. Aún así, nos da principios para la vida como el que encontramos aquí:
"Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo".
Jesús nos habló de la mayordomía en esta vida y su recompensas aquí y aún en la eternidad. Una vida perezosa, que evita el compromiso, que no trabaja diligentemente, ni constantemente y que no se cultiva intelectual ni espiritualmente (cosas que son compatibles) difícilmente será una vida inspiradora, de fruto y de todo el provecho para el Reino de Dios.
Una de las cosas que he podido ver en congregaciones florecientes y saludables, no sólo es una doctrina correcta y vitalidad espiritual sino también que son creyentes muy trabajadores. No me refiero a activismo, pero si a esfuerzo, compromiso y excelencia movida por amor a Dios y al prójimo.
El egoísmo y la falta de amor, nos hacen cruzarnos de brazos y bailar sólo con los cercanos, pero los creyentes y las congregaciones llenas de amor, abrirán los brazos y los ojos para ver oportunidades donde otros ven puertas cerradas, campos listos para la siega donde otros ven desiertos.
No podemos vivir una vida plena sin ser esforzados y comprometidos, pues sólo viviendo en la imagen del que nos creó, es como se vive plenitud, y si alguien sabe de esfuerzo, trabajo y compromiso es Él.