Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.
Eclesiastés 9:16 RVR1960
Varias cosas podemos extraer de este interesante versículo:
- Lo primero es que la fuerza viene del hombre y la sabiduría viene de Dios, por ello en su independencia el hombre intentará usar sus propios medios para avanzar en la vida, pero el sabio y pobre de espíritu se reconocerá dependiente de Dios y buscará la sabiduría de este. Dios es el creador y diseñador de la vida, por lo que, al recibir su sabiduría, tendremos el mapa de la vida y el entendimiento para transitarla, no dependiendo de nuestra habilidad sino de Su gracia.
- Lo segundo es que todo esto me lleva a pensar en cómo Cristo, que es la sabiduría de Dios, nunca ejerció la fuerza para conseguir la mayor victoria que ningún hombre podría haber alcanzado jamás:
¡La victoria sobre el pecado y la muerte!
También hoy, sin ejercer la fuerza, sigue rindiendo corazones que voluntariamente se doblegan ante una sabiduría tan admirable.