Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores que los gritos del gobernante entre los necios. Eclesiastés 9:17 LBLA
Aunque no hay nada nuevo debajo del sol, hoy asistimos a una situación política donde la falta de rumbo, sentido común y división, llenan el espectro político.
Fuimos creados con diseño y entre ellos se encuentra, la necesidad de ser bien gobernados por otros para que no cunda el caos y la autodestrucción. Es por ello que miramos a los políticos con un sentido de esperanza y algunos incluso esperando de ellos algo de mesías para ser rescatados de los problemas y las contrariedades que la vida y la sociedad caida nos traen. Pero cuando falta la sabiduría, se necesita elevar la voz para que se escuchen sus discursos y propuestas que, honestamente, hoy muchas están llenos de necedad como ninguna otra generación ha conocido, asistiendo a debates ideológicos fuera de razón, ciencia y autodestructivos.
Pero la voz de la sabiduría sigue proclamando su verdad. Como profetizó Isaías, no necesitaría alzar su voz para que sus palabras fueran pesadas, contundentes y reveladas a cada generación. Hoy sigue habiendo un pueblo que proclama la voz de la sabiduría revelada en la Biblia: "La Iglesia". Los que formamos parte de ella tenemos una gran responsabilidad ante el naufragio moral y familiar que hoy nuestra sociedad padece por no encontrar la voz que le dé rumbo y dirección verdadera y eterna a sus vidas.
Pidamos a Dios la oportunidad para sin necesidad de gritar, hacer oír la voz del sabio, la voz de Jesús.