Y aun mientras va el necio por el camino, le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio. Eclesiastés 10:3 RVR1960
En las Escrituras, cuando hablamos de camino, nos referimos a la realidad de transitar por la vida, y es en ese transitar que otros van a observar el ritmo y estilo de nuestros pasos. Algo que a todos nos ocurrirá, será el hecho de que tanto la necedad como la sabiduría que contenga nuestra vida será difícil de ocultar y otros en algún momento la percibirán.
El punto al que nos lleva aquí Cohélet, es la tragedia de que el necio, no sólo no es consciente de su necedad, sino que mientras avanza en la vida se jacta de ella y sin necesidad de hablar, muestra evidencias de falta de cordura, mostrando cicatrices no causadas por las pruebas de la vida, sino fruto de sus propias decisiones. Es por ello que nos conviene examinarnos y sopesar el fruto de nuestros caminos; nos conviene hacer comunidad con otros y que éstos nos puedan amonestar y hacer ver nuestra necedad oculta y también nos conviene un espíritu vulnerable sin el cual difícilmente nos despojaremos de la necedad que aún se esconde en nuestra mente y corazón.
Por tanto, no bajemos la guardia en cuanto a esa necedad que aún pueda residir en nosotros y busquemos esa vida comunitaria con la gente sabia que nos aporte criterio, sabiduría y verdad, pues si nos juntamos con los necios para recibir de ellos, poca esperanza nos quedará.