Si la serpiente muerde antes de ser encantada, no hay ganancia para el encantador. Eclesiastés 10:11 LBLA
No hay duda de la capacidad observadora de Cohélet y cómo aún en sus crisis dedicó tiempo a ver, concluir y aprender. Hoy aquellos que escapen de la ola de entretenimiento que nos evita observar y aprender, sin duda se destacarán también.
Vayamos al texto: Por mucha habilidad y conocimiento del asunto que sobre el comportamiento de las serpientes tuviera el encantador, si no tomaba las precauciones adecuadas, sería mordido, envenenado y se quedaría sin beneficio alguno. Así en la vida, toda acción que requiera un peligro como conducir, ciertos trabajos, nuestra salud, alimentación, la forma de gestionar nuestras relaciones, nuestra propia relación con el pecado, el mundo...etc. Todo ello tiene un denominador común que Dios le ha dado, y éste es el que "nos hace responsables". Nos gustaría como a Adán y Eva, ser menos responsables de nuestra vida de lo que nos gustaría, pero la realidad es que con la libertad para poder vivir en plenitud, viene implícita una gran responsabilidad que Dios en su sabiduría nos ha otorgado.
Por ello antes de realizar nuestro toque de flauta, tomemos las medidas adecuadas las cuales nos toca aprender y aplicar a cada uno de nosotros en las diferentes responsabilidades de nuestra vida, pues si el peligro a evitar nos alcanza y muerde, no tendremos a quien culpar excepto a nosotros.