Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia, mas los labios del necio causan su propia ruina.
Eclesiastés 10:12 RVR1960
Tanto en este libro como en el de Proverbios, lo que sale de la boca tiene gran relevancia. Creo que más allá de la percepción de Cohélet, encontramos a Dios mostrándonos la responsabilidad que tenemos de observar lo que hablamos, decimos y confesamos en cada situación de nuestro día a día.
¿Y por qué hago mención a observar y no a cambiar? Porque el cambio no está en la lengua, está en el corazón. Por ello alude a la condición de sabio o necio y ésta condición no está en la lengua sino en el corazón. La lengua simplemente es el grifo que saca de lo que se ha llenado el manantial de dentro. ¡Qué bendición son aquellos que se humillan para buscar la sabiduría de Dios, la cultivan y apartan su oido de lo necio y por ello no sólo se benefician ellos, sino llenan de gracia y virtud la vida de otros!
¿Qué pueden decir los demás después de estar una hora contigo? ¿Se van con sólo paja de conversación superficial o se van con gracia en su corazón? Cuánta razón tenía y parafraseo al maestro cuando dijo: "De la abundancia del corazón, no puede dejar de salir por la boca".