El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.
Eclesiastés 11:4 RVR1960
Encontrar el momento óptimo para sembrar y dar de nosotros mismos, con la certeza de que todo saldrá como esperamos, es casi como decirle al sol que mañana caliente algo menos.
No podemos ni debemos controlar todas las circunstancias de la vida, como el agricultor no puede controlar el viento, ni las lluvias, pero cuando sabemos que es el momento de sembrar con constancia y esfuerzo en cualquier área de nuestra vida, no debemos titubear, pues pasada la estación, lo único que tendremos es un puñado de semillas en la mano en vez de una abundante cosecha.
Somos expertos en poner excusas para no hacer lo que nos toca a su debido tiempo, en el relato bíblico no verás a Dios entendiendo excusas, ni aplaudiéndolas, al contrario, lo verás pidiendo cuentas y responsabilidades por lo que se le puso en sus manos. Hoy tenemos una semilla poderosa: "El Evangelio" y una generación que necesita escucharlo y recibirlo.
Excusas para no hacerlo hay muchas, y si, lo sé, parece que no acompaña ni el viento ni las lluvias, pero confiemos en el Dios de los vientos y de las lluvias y sembremos constante y abundantemente la semilla a esta generación junto con nuestros hermanos y, estoy convencido de que veremos una gran cosecha.