Y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas;
Eclesiastés 12:4 RVR1960
Continuamos con esta preciosa, poética y veraz descripción de como la sentencia de muerte dada en el Edén sobre las consecuencias de pecar, se va haciendo realidad con el avance de nuestras vidas. En este caso nos habla de tres cosas:
1. "Las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela"
Esto nos habla de perder audición, ya el ruido no solo nos cuesta más percibirlo, sino que además nos molesta más y buscamos más calma.
2. "Cuando se levantará a la voz del ave"
Esto nos habla del despertar más rápido de nuestro sueño. Después de una vida de trabajo, esfuerzo, dificultades, pruebas, etc. el sueño se nos hace más liviano, dormimos menos horas y madrugamos antes.
3. "Todas las hijas del canto serán abatidas"
Cuando somos jóvenes, idealizamos la vida y nos emocionamos con ella acompañándonos de música y cantos que nos inspiran a conquistarlo todo, pero ya en la vejez descubrimos que no todo era como pensábamos, que las músicas románticas y épicas no fueron suficientes para sostener las complejidades que la vida tiene a este lado del Sol por causa del pecado, aunque también creo que es en esa etapa donde se aprende a valorar lo que no se puede pagar con dinero y las cosas que pasábamos por alto en nuestra juventud, ahora son las que realmente cobran valor.
Algunos ya están más cerca de esa etapa, otros vamos hacia ella y a otros les parece que nunca llegará. Para mí, el ancla que me sostiene para mirar la vejez y la eternidad a la que dará lugar después es Jesús, su obra, saberme perdonado y saber que Él siempre me sostendrá y nunca me abandonará.