Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;
Eclesiastés 12:6 RVR1960
Estamos llegando al final de estas increíbles y poéticas metáforas acerca del fin de la vida. Un final que miles de millones en esta tierra veían lejos, e incluso llegaron a creer que no les alcanzaría, pero ahora ya están en la lista de los que un día estuvieron aquí y ahora están en la eternidad. De ahí la advertencia e importancia de la palabra: "antes".
Si estás leyendo este devocional es porque todavía estás en esa ventana de oportunidad de acordarte del Creador, ahora que estás a tiempo, cuando todavía el sistema nervioso, como hilo de plata, se conecta con el increíble cuenco de oro que es el cerebro. Antes de que el corazón, como cántaro, se rompa y suelte toda su vida junto a la fuente del tiempo que continúa sin cesar y donde todos la dejaremos. Entonces, ya no habrá polea ni posibilidad de recuperarla.
Es una tragedia de este siglo que hayan cambiado el valor de lo trascendental por lo secundario y temporal. Dios se ha encargado de dejarnos verdades y advertencias como este versículo de Eclesiastés, para que nunca podamos decir que nadie nos lo dijo. Además, acordarse del Creador no es vivir una vida limitada y amargada, finalmente te vas dando cuenta que vivir la vida a tu manera y en una forma contraria a Dios te llevará a una vida desdichada y vacía.
Acordarse del Creador no es solo prepararse para la eternidad, sino empezar a sonreír hoy y cada día que tenemos por delante.