Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad.
Eclesiastés 12:10 RVR1960
Ya nos queda poco para terminar esta serie que, personalmente, he disfrutado tanto, pues nos pone en situación con la realidad de la vida. Después de la desesperación por no poder retener el tiempo y la conclusión de que todo, por muy explosivo que parezca, es vanidad, Cohélet intenta, dentro de su drama, dejarnos los más claros y exactos razonamientos y conclusiones.
¡Qué humildad y favor nos dejó a todas las generaciones!
Lo normal cuando alguien ha vivido en la cúspide de la vida es alardear y dejar ver a otros que él sí ha conseguido la cima del éxito y la plenitud. Pero Cohélet fue lo suficientemente honesto para revelarnos que, además de perder el tiempo, se equivocó y no encontró el camino a la plenitud. Esto ayuda a entender que él tuvo una medida de arrepentimiento. También el texto nos dice que, al mismo tiempo que buscó ofrecer gracia en sus palabras, intentó encontrar palabras de verdad.
Aquí vemos el balance entre la gracia y la verdad. Vemos un patrón para dar el mensaje que portamos. Por un lado, es un mensaje lleno de verdad y que no debemos de diluir, pues la verdad es la que contiene el poder para transformar el corazón. Pero al mismo tiempo, debemos buscar gracia para que el mensaje contenga suficiente gracia para que los corazones puedan saber que el mismo Dios, que no va a tolerar nuestro pecado, es el que da el paso al encarnarse en Jesús y pagar como culpable siendo el único ser humano inocente.
Dios nos dé gracia para ser portadores de un mensaje que contiene tanta justicia y verdad, como gracia y misericordia.