Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne.
Eclesiastés 12:12 RVR1960
No es poco lo que Cohélet nos ha volcado en este libro de Eclesiastés que estamos concluyendo. Por eso, en este punto, se detiene llevándonos a la realidad de que el corazón siempre va a querer seguir buscando y aprendiendo sobre la compleja realidad de la vida. Esta complejidad procede de un Creador infinito y eterno; por lo tanto, una búsqueda que nace del hombre y para el hombre fuera de la revelación dada por Dios en su palabra, será una búsqueda donde no habrá libros suficientes para escribir.
Por ello, Cohélet nos da un sabio y útil consejo: ya no se trata de recibir más información y verdad, sino de ser obedientes a la que ya hemos recibido. Si no somos fieles y obedientes a lo que Dios ya nos ha revelado, aunque adquiramos más conocimiento, será como huesos descoyuntados que no sostendrán ya más nada.
Más claro y alto no nos lo ha podido dejar escrito Dios, ahora ya nos toca a nosotros darle el lugar o no en nuestro corazón.