Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:28 RVR1960
Un aspecto de la imagen de Dios en nosotros, está en el hecho de gobernar representándole en diferentes parcelas de la vida.
Hoy, vemos que existe una oposición abierta contra todo lo que tiene esa forma de autoridad. Por causa del pecado, hombres y mujeres, llamados a representar esa autoridad en el hogar, la sociedad y la iglesia, se han convertido en espejos rotos, incapaces de hacerlo como se espera. Sin embargo, el principio sigue vigente, y la manera en que nos relacionamos con él afectará nuestra vida y destino.
Una de las cosas que deben entender los que ejercen autoridad y responsabilidad sobre otros, es que su lugar no se le es dado para simplemente dar órdenes y basar su responsabilidad e identidad en estar sobre otros. Su autoridad y responsabilidad les han sido dadas porque en ellos hay corazones y personas a las que amar, servir y edificar. Entender esto es entender como Dios gobierna, quien en Jesús estuvo dispuesto a dar su propia vida en sacrificio para ejercer ahora una autoridad a la que libremente nos sometemos en amor, sabiéndonos amados primero.
Por lo tanto:
¿Quieres bendición y protección divina? Ten un corazón manso y honroso a toda forma de autoridad delegada.
¿Quieres ejercer una autoridad saludable? Imita a Dios, ama y sirve a quienes Dios ha puesto bajo tu vida.
Entendamos que, más allá del sol, continuará la historia que aquí comenzó y lo que no entendemos aquí, lo entenderemos allí, ocupémonos en colaborar con este principio del Reino de Dios.