Y estimulémonos mutuamente en la práctica del amor y de las buenas obras.
HEBREOS 10:24 BLP
El escritor de Hebreos está disertando sobre la importancia de estar cerca e involucrados en la familia de Dios conforme el frío espiritual se acrecenta en tanto viene el día del Señor. Pero además de esta exhortación, nos abre la posibilidad a ser de aquellos que por amor de su Señor y su deseo de imitar su naturaleza, se conviertan en inspiradores del amor y las buenas obras en medio de la congregación.
Este tipo de personas, son auténtico trigo y sólo es necesario observarlos un tiempo o tener un café de 15 minutos, para darte cuenta que te contagian su ritmo.
Recuerdo una ocasión en mi espiritual y despistada adolescencia, regresando una tarde fría de invierno del instituto, encontrarme con mi abuela que en ese momento había enviudado y preguntarle dónde iba. Ella me miró con un rostro de gozo, como pocos recuerdo, y me contestó:
"Al hospital a visitar enfermos y hablarles del Señor."
Pocas predicaciones se han quedado tan vividas en mi corazón como esa. Ella nunca tuvo un título oficial, pero si tenía un rango distinguido de los que imitan a Dios.
Creo que no fue consciente del impacto que dejaría en mi corazón. Lo increible es que cualquiera de nosotros puede optar a una de esas plazas de los que imitan la naturaleza Divina y estimulan sin saberlo a otros a hacerlo. Quién sabe si años después un nieto despistado,se vuelve en un seguidor de esos pasos.
Un abrazo a todos.