Mas los hijos de Coré no murieron.
Números 26:11 RVR1960
Moisés representaba la autoridad establecida por Dios en su pueblo. Él estaba dirigiendo según la voluntad de Dios y sin pecado que señalar, por lo que rebelarse y murmurar contra él no sólo carecía de fundamento, sino que revelaba la ambición y oscuridad de los corazones de quienes lo hicieran. Tristemente, los hubo: Datán, Abiram y Coré. Éstos cruzaron la línea y, desgraciadamente, era inevitable que trasladaran su descontento, rebelión y murmuración delante de sus familias.
Pero lo increíble es que los hijos de Coré se apartaron con mansedumbre de la rebelión de su padre y no participaron. Los hijos de Datán y Abiram murieron, pero los de Coré salvaron sus vidas por ello. Lo que no sabían, como muchos también ignoran cuando se cruzan con esto, es que estaban siendo probados para ver si aprobaban entrar a un nuevo nivel de autoridad espiritual.
No es de extrañar que después los vemos siendo parte de la Escritura inspirada en el libro de los Salmos, dejando un legado no sólo para sus generaciones, sino también para el resto de éstas, hasta el final de los tiempos.
Todos, en algún momento, vamos a ser probados cruzándonos con los que no tienen un espíritu correcto y, sin un fundamento de pecado, murmuran, se quejan y se oponen, puesto que sus corazones están en lo suyo.
Tu respuesta va a dirigir tu vida hacia la pérdida o hacia la abundancia y plenitud espiritual. Dios te dé la valentía de los hijos de Coré, aun cuando pueda ser un padre, cónyuge, hijo o hermano.