«De entre los hijos de Leví cuenten a los hijos de Coat por sus familias y según las familias de sus antepasados,
Números 4:2 RVC
Seguimos con esta serie de devocionales y, en esta ocasión, vemos que, aunque todos tenían la misma dignidad conforme a procedencia, Dios, en su soberanía, decidió que el orden de preferencia para ejercer el ministerio no iba a coincidir con la primogenitura. Esto no tenía nada que ver con predestinación, sino con la designación para una labor de servicio en los propósitos Divinos.
Coat era el segundo, pero Dios comenzó la designación con él como si fuera el primero. Así ocurre muchas veces en las labores designadas por Dios en las congregaciones. Escribió Pablo que el Espíritu reparte dones, gracias y lugares entre el cuerpo como Él quiso.
Sólo Dios conoce los corazones y el por qué unos ocupan unos roles y otros ocupan lugares diferentes, pero, al final, todos son necesarios y claves para poder desarrollar el ministerio del cuerpo en medio de su generación.
No perdamos el tiempo quejándonos y cuestionando a Dios por qué nos dio ciertos dones y lugar en su servicio; más bien, disfrutemos del privilegio de poder ser parte y busquemos dejar un legado y huella en las siguientes generaciones. Personalmente, muchas de las personas que han impactado mi vida no era porque ocupaban lugares de prominencia, sino porque servían con corazones fieles y carácter íntegro al Señor.
¿Serás tú uno de ellos para la siguiente generación?