Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
SAN JUAN 15:11 RVR1960
Estamos persuadidos a querer, necesitar y buscar ese gozo que reside en Dios y que Él quiere que esté en nosotros. Es por ello que no nos tomamos a broma ninguna de sus palabras en la enseñanza que encontramos en este capítulo 15 de Juan.
Cuando echas un vistazo a las palabras que nos conducen al gozo, te das cuenta de que el tono es muy categórico y con inflexibilidad, como por ejemplo este: "separados de mí, nada podéis hacer".
Aunque podemos empezar el camino de salvación reconociendo nuestra incapacidad para que nuestros pecados sean perdonados, luego podemos volver a la senda que tanto le gusta al corazón orgulloso: la autojusticia.
Creemos que tenemos capacidades para ganarnos y fabricar lo que necesitamos de parte de Dios, y entonces descubrimos que llevamos una vida cargada y agotada, y el gozo rara vez se siente.
La respuesta de Dios es que Él nunca quiso que produjéramos nada por nuestras propias fuerzas. Él solo nos pidió que, en todas las necesidades para andar y producir el fruto de la vida cristiana, dependiéramos de Él.
Esa dependencia crucifica a nuestro yo, pero además hace vanos nuestros esfuerzos. También nos lleva a ordenar nuestras prioridades. Para aquellos que se quebrantan y deciden no aplicarse ningún mérito, buscando en humildad una dependencia de Jesús y de todas las formas de gracia que Él nos ha dado para permanecer en Él, verás que no se atribuyen nada, que suelen ver a los demás como superiores a sí mismos, que hablan poco de sí, que son rápidos en mostrar su necesidad; pero los verás disfrutando del gozo de Dios, pues saben que todo empieza en Él y acaba en Él.
