Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
SAN JUAN 15:11 RVR1960
Ya nos estamos acercando al final de las palabras que Jesús nos habló para dirigirnos a compartir su propio gozo, y es donde nos encontramos este increíble mandato:
"Permaneced en mi amor".
Nuestro corazón es como un radar en búsqueda de encontrar aceptación, seguridad e incondicionalidad a través del amor que otros nos puedan dar.
Encontraremos amores más puros y sinceros, y otros más mezclados y que querrán aprovecharse de nosotros. Pero, sea como sea, nuestro corazón está diseñado con una profunda e infinita necesidad de saberse amado, y solo hay alguien en el universo que puede hacerlo.
Es por eso que la clase de amor a la que nos invita Jesús a permanecer es al mismo amor con el que el Padre lo había amado a Él.
Ser amado así, por el Padre de nuestro Señor Jesucristo y el creador del universo, el cual en su esencia es amor, es suficiente para descansar, gozarnos y regocijarnos increíblemente, sin necesidad de salir a mendigar amores caducos.
Cuando uno tiene todo un lago para él, agradecerá un vaso de agua, pero ya no será dependiente de él.
¡Cómo no va a vivir en gozo divino el corazón que encuentra, permanece, bebe y se sumerge en el amor de quien lo creó y para el que fue creado!