Dios mío, ponlos como torbellinos, Como hojarascas delante del viento.
Salmos 83:13 RVR 1960
Terminamos esta serie de devocionales y después de ver por qué David y Asaf fueron usados para escribirlos, quiero compartir qué lugar tienen en mi propia vida estos salmos.
Reconozco que la línea es muy fina y es muy difícil y peligroso ser uno mismo quien examina, escudriña y aprueba o no su corazón, pero por mi vivencia de vida cristiana y pastoral de más de 25 años, he podido vivir situaciones donde estos salmos han sido un consuelo y oración.
Siempre he mantenido un primer principio como creyente cuando el ataque u ofensa ha sido hacia mi persona, sometiéndome a Romanos 12:21: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.” Pero cuando he visto a personas operando bajo naturaleza diabólica y carnal contra la Iglesia y los creyentes, mi posición ha sido orar como Asaf y David, para que Dios haga justicia sobre su pueblo e hijos, sabiendo que muchas de éstas personas han tenido oportunidad de arrepentimiento.
He orado porque, si han de ser tropiezo, sean desechados y, si es necesario, cortados por el bien de las ovejas inocentes. Sabemos que el trigo y la cizaña crecen juntos, que lobos entrarán en el rebaño y que Satanás se usa de personas; por ello debemos orar como Pablo imprecatoriamente le dice a toda una congregación en Tesalónica: “Y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de toda la fe.” (2 Tesalonicenses 3:2)Teniendo claro que la venganza es un terreno exclusivo del Señor y nunca levantaremos la mano para ser ejecutores de ella, tal como Pablo le escribe a Timoteo cuando un tal Alejandro el calderero le había hecho sufrir hasta la saciedad, y aun así Pablo expresa: ‘’El Señor le pague conforme a sus hechos’’, pero sí debemos orar y alinearnos con el corazón de Dios en la forma de estos salmos, en contra de los enemigos suyos, de su pueblo y de su propósito.
