"Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre."
Éxodo 20:2 RVR1960
Comenzamos una nueva serie de devocionales y en esta ocasión nos adentraremos en los tan famosos y conocidos "Diez Mandamientos".
Para algunos les puede sonar a cine, para otros a historia, para otros un concepto religioso y algunos intentan vivir de espaldas a ellos. Pero es importante que entendamos que el que da la ley, a través de esta representa su carácter y moral. Aunque bajo el pacto del Antiguo Testamento Dios le dio a la nación de Israel, un amplio número de leyes de todo tipo para que pudieran gestionarse como nación, los Diez Mandamientos son puestos en otro nivel, dado que estos tienen que ver con principios en cuanto a nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo por lo que siguen vigentes y así lo atestigua nuestra propia conciencia.
Hay mucha sabiduría de Dios en estos, por un lado nos protegen y nos dan un carril para ir seguro en la vida, sí toda la humanidad viviera en obediencia a estos realmente sería todo de un color diferente, pero también Dios nos los dio para qué pudiéramos descubrirnos incapaces de vivirlos y sabernos condenados por no haber podido cumplir ni dar la talla que la ley de Dios nos pide. Por ello la ley tiene esa función de darnos la posibilidad de protección y vida pero por nuestra naturaleza caída esta misma nos deja desechados al no poder alcanzarla y ahí es cuando entra la obra del Evangelio en el cual el único hombre que sí que vivió perfectamente la ley, por medio de la fe y el arrepentimiento nos imputa la justicia que él sí que consiguió vivir.