"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman."
Santiago 1:12 RVR1960
Cuando la tentación viene a nuestra vida en sus diferentes formas, colores y olores, trae un mensaje con ella: "lo que te ofrezco es una salida rápida, placentera y disponible para aquello que tu corazón y tus sentidos desean," te susurra que Dios no es suficiente y que solo a través de lo que esta te propone podrás calmar la sed de satisfacción de tu alma. Pero cuando por fe sabes que Cristo es más hermoso que cualquiera de los placeres temporales que en esta vida podamos vivir y que realmente el único que podrá traer satisfacción duradera a nuestra alma es Dios, en ese momento cierras tus oídos a la sigilosa e intensa voz de la tentación y decides poner tu fe en aquello qué la Palabra de Dios dice que debemos de hacer. Santiago nos invita a hacer esto movidos por un amor a Dios más que a lo que nos invita la tentación que no es otra cosa que amarnos a nosotros mismos, entonces estaremos ofreciendo una adoración desde lo más profundo de nuestro ser dado que habremos elegido confiar en el Creador antes que en el tentador y en nuestra concupiscencia. La vida que viene del cielo y que solo experimentan aquellos que ofrecen este tipo de adoración cuando la tentación es vencida es algo inexplicable y superior a cualquier experiencia que el pecado nos puede ofrecer. Prepárate para ser un adorador en la hora de la tentación.