"Entonces Moisés dijo: Te ruego que me muestres tu gloria."
Éxodo 33:18 LBLA
Moisés había conseguido de parte de Dios el acceso a su revelación en el monte y la seguridad de que su presencia estaría entre el pueblo, así como que se cumplirían las promesas que había dado a la congregación. Para cualquier pastor esto podría haber sido suficiente para darlo por válido y descansar tranquilamente en su ministerio. Pero Moisés sentía un hambre profundo y desconocido por la mayoría. Él no se quiso volver a casa conformado y se quedó delante de Dios dónde empezó una conversación que acabo derritiendo el corazón de Dios cuando al final de ella exclamó “muéstrame tu gloria". Si un pastor se conforma con tener la bendición suficiente para que su ministerio y sus aspiraciones queden satisfechas, habrá fracasado en un sentido. Estamos sirviendo a un Dios increíble, infinito y eterno. Solo Él es el único que puede traer verdadera satisfacción al hambre profunda de nuestra alma. Por ello bienaventurado el pastor que no se baja en la estación de la realización de la obra sino que busca el corazón del Dios de la obra y ver su gloria.