Cuando en el viaje, la tormenta no deja ver las estrellas, se necesita que la Palabra de Dios sea puesta en valor.
Aprendamos, como iglesia, del apóstol Pablo, el cual aprovechó cada oportunidad en esta travesía, y naufragio, para cambiar la situación. Pero no fue por su virtud, sino como el mismo lo dijo: "Porque yo confío en Dios".