Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
SAN JUAN 15:11 RVR1960
Terminamos esta serie de devocionales, donde aterrizamos en la increíble promesa de poder participar del mismo gozo divino, aun cuales fueran las circunstancias. Pero para llegar aquí no se ha tratado de tomar un curso, ir a un congreso o que alguien ore por nosotros. Hemos visto un proceso de poda, limpieza, permanencia, dependencia, obediencia, fe y sumergirnos en su amor.
En resumen, una muerte a nosotros, para que Él pueda alinear nuestros amores y deseos con los suyos, para que estemos más cerca de su corazón y más plenos en Él.
Siendo así, ¡cómo no vamos a degustar de su mismo gozo habiéndonos despojado de lo superficial y terrenal! Por lo que todo lo que vivamos aparentemente contrario, que nos sacude, que nos hace mirar arriba más que abajo, es un favor que el Padre nos hace para que un día podamos, mirándole a los ojos, sonreír y reconocer que Él sabía lo que hacía y lo que nuestro corazón necesitaba; y por ello diremos:
