Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti.
Salmos 5:10 RVR 1960
Comenzamos una nueva serie de devocionales sobre este tipo de Salmos llamados: "imprecatorios".
Los Salmos son la expresión teológica más del corazón que de la mente.
Entre ellos se encuentran diferentes tipos, como: acrósticos, sapienciales, de alabanza, de gratitud, de lamento, etc. Pero no son pocos los que, al encontrarse con los Salmos enumerados como el: 5, 10, 17, 35, 58, 59, 69, 70, 79, 83, 109, 129, 137 y 140, que corresponden a la categoría de imprecatorios, no dejan de tener problemas para entenderlos o aceptarlos.
Un Salmo imprecatorio es aquel en el que el salmista muestra su profundo deseo de que alguien sufra, o donde hace una súplica a Dios para que traiga su juicio severo e implacable sobre algún enemigo. Visto así, podríamos echarnos las manos a la cabeza y cuestionar, como algunos hacen, por qué están en las Escrituras. Pero la realidad es que están, y no solo eso: Jesús citó algunos de ellos, e incluso algunos textos del Nuevo Testamento recogen esta forma de oración o deseo inspirada por el Espíritu Santo.
Además de esto, a lo largo de la vida, el creyente comprometido con Dios y su causa no estará exento de sufrir los golpes injustos del mundo caído a través de otros. Y es en esos momentos que se acercará más a estos Salmos que a otros, recibiendo comprensión y dirección.
Por ello, más que cuestionarlos, entendamos y conozcamos más y mejor el corazón de Dios a través de su inspiración y propósito.
Te espero en la próxima entrega.
